justificar lo injustificable Javier
Albert Gutiérrez No hay ninguna razón que pueda justificar que un asesino le pegue un tiro en la nuca a un ciudadano por el mero hecho de vivir en un determinado territorio. Eso no es defensa ni protección, ni, desde luego, los terroristas lo hacen con tal fin. El asesinato de los nuestros no justifica el asesinato de los asesinos. Por eso fueron condenados los GAL y, por eso, en la mayoría de los países civilizados, se ha suprimido la pena de muerte. Aunque nunca se puede equiparar la pena de muerte a un asesinato, puesto que el estado de derecho de la civilización consiste en transferir la venganza de sangre tribal y primitiva a la justicia de tribunales independientes que se rigen por la ley, es decir, por normas previas objetivas. Tampoco es de recibo el poner bombas en cualquier punto de una nación para causar daño y matar a hombres, mujeres y niños. Y no se puede equiparar esto al uso legítimo que hacen de las armas las Fuerzas Armadas de un país democrático. Un gran progreso en la civilización consistió en desarmar a los individuos y crear cuerpos de seguridad dependientes del Estado, con selección de integrantes, con disciplina, jerarquía y normas muy estrictas de actuación. El Estado de Derecho, las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad son lo que diferencia a las culturas civilizadas de las bárbaras. Y el que no lo crea así, se puede ir a pasar unas vacaciones a un país bárbaro o semibárbaro para comprobarlo. Cuando este mediodía he visto a esos terroristas de Hamás y de Al Fata con sus AK-45 disparar ráfagas al aire y entre ellos, pues sólo puedo pensar lo que son: bárbaros que tienen la misma mentalidad que hace cinco mil años. Sólo que antes llevan lanzas y ahora llevan kalasnikov, mucho más mortíferos. Pero el no va más de la crueldad, de la falta de respeto a la vida, de la barbarie es el convencer a un joven para que se ciña un cinturón de bombas y lo explote en un supermercado o universidad para asesinar al mayor número posible de personas inocentes. Lo peor es que ciertos países como Irán, que financia y apoya a Hizbolá, Hamás, y otras organizaciones islamistas premian a las familias de los jóvenes suicidas con pensiones vitalicias y toda clase de privilegios. En un mundo donde las mujeres tienen más de diez hijos de media, el perder a uno puede ser la solución económica para los demás. Incluso para todo el clan. ¿Cómo han tenido que narcotizar la mente de un terrorista para que pueda causar tanto mal sin remordimiento? Es un lavado de cerebro que se hace desde la infancia, en la familia, la escuela y la universidad. El terrorista no puede pensar que mata a una persona, que deja una viuda y unos huérfanos. Previamente sus preparadores le han lobotomizado el cerebro. También tiene que ver con la mentalidad tribal, que no ve personas en los miembros de las tribus ajenas. Para comprender como piensan hay que haber vivido entre tribus primitivas. Las normas de convivencia sólo son válidas para los de la tribu, no para los otros que no tienen consideración de personas. Para entenderlo podemos fijarnos en los gitanos. Ellos llevan siglos viviendo con nosotros, pero su forma de organización social sigue siendo tribal, su cohesión social esta ligada por lazos de sangre. Por eso ellos tienen sus propias normas de justicia basadas en la venganza de sangre, lo que explica sus peleas multitudinarias. Lo que se está viendo en Occidente con los nuevos terrorismos de países civilizados es que los terroristas crean previamente una organización tribal. Es un trabajo parecido al que hacen las sectas religiosas destructivas. Mediante símbolos, ritos y el control de las relaciones sociales van creando entre los prosélitos una tribu. En Vascongadas, debido a las características de su hábitat disperso, donde se ha conservado el trasfondo campesino, es más fácil resucitar el espíritu tribal. De ahí el éxito de los etarras. Decir que no han matado en dos años es una broma de mal gusto. No han matado pero han seguido chantajeando, extorsionando y aterrorizando con sus bombas. Si no han matado, no es porque se hayan concienciado por el sangriento espectáculo del 11S, 11M, 7J, Bali, Beslán o la Universidad de Jerusalén. Es, sencillamente, porque saben que la sociedad ni se lo tolera ya ni se lo perdonaría. Porque saben que con ello van a dar más fuerza a la AVT, que les está plantando cara eficazmente. El terrorismo no busca la paz ni la libertad. El terrorismo se ha convertido en un “modus vivendi”. Como ideología totalitaria, no solamente está en contra de la libertad individual y colectiva, sino que basa su fuerza en el uso del terror. Por lo tanto, no cabe con ellos negociación política. Eso sería como negociar con las mafias que dejen su negocio. El terrorismo es en realidad la forma que tienen unos pocos líderes de tener sojuzgada a una comunidad. Es la forma de ejercer el poder absoluto y totalitario del modo más económico y eficaz. Para ello basan su discurso en la ficción de los derechos de una nación, que los sobreponen a los derechos humanos, del individuo, de las personas. Todo lo contrario que la democracia, que respeta por encima de todo el habeas corpus de los ciudadanos particulares. El terrorismo es una forma de someter a los otros. Porque no lo olvidemos, el mayor placer del hombre es dominar a los demás. Porque con eso tiene todo lo otro. |