El genocidio armenio

 

 

Javier Albert. Alicante, 15/10/07

Profesor de Historia

 

 

El general Buyukanit, Jefe del Estado Mayor Turco, acaba de decir amenazante que si la resolución que aprobó  el Comité de Asuntos Exteriores de EEUU el día 10/10/2007 denunciando el genocidio armenio es aprobada también en el pleno de la Cámara de Representantes las relaciones militares de Turquía con Estados Unidos ya no volverán a ser las mismas. Si dicha amenaza se llevara a efecto las consecuencias estratégicas para EEUU y la OTAN serían graves. El gobierno de Erdogan sigue sin reconocer actualmente aquellos crímenes y reprime y censura a todas las instituciones, libros y turcos que se atreven a hablar sobre dicho genocidio.

 

Los armenios son un pueblo de unos ocho millones de habitantes de la Península de Anatolia. En el siglo XV Anatolia fue invadida por el Imperio Otomano llegado de Asia Central, que los sometió, les privó de derechos políticos, y les gravó con un impuesto especial por ser cristianos, como a los griegos y judíos. La diáspora armenia incluye a unos cuatro millones de armenios, de los que millón y medio viven en territorio de la antigua URSS, un millón en EEUU cuatrocientos mil en Francia y cien mil en España. En septiembre de 1991 recuperaron la independencia del Imperio soviético en parte de su territorio, al NW de la meseta Armenia, que limita con Georgia, Azerbaiyán, Irán y Turquía. Armenia fue el primer reino del mundo que declaró el cristianismo como religión oficial del Estado, en el año 301. Desde entonces no han dejado de serlo.

 

En 1829 empezaron las guerras de independencia de las naciones europeas invadidas por los otomanos. Los turcos fueron derrotados en 1912 en la Guerra de los Balcanes por los serbios, rumanos, búlgaros y griegos, y los mandaron definitivamente de vuelta a su casa, después de soportar su yugo durante cinco siglos. En 1913 el partido de Los Jóvenes Turcos, en el poder desde 1908, encabezados por los militares Enver, Taalak y Gemal, dio un golpe de Estado y arrebató todo el poder político al Sultán.

 

En el contexto de la I Guerra Mundial, en 1915, dicho Gobierno turco, ante la petición de igualdad de derechos políticos que realizaron los armenios, decretó su exterminio. Se creo el ejército Hamidiye, sacando criminales de las cárceles, para llevar a cabo el genocidio. Los mulás predicaron en las mezquitas que el que matara siete cristianos alcanzaría el Paraíso. Se asesinó a unos 500. Se obligó a casi todos los armenios a salir de sus aldeas. El plan consistía en hacerlo caminar hacia el desierto sirio para que murieran de hambre y sed por el camino. Cuando pasaban por los pueblos, los aldeanos asesinaban a los deportados, violaban a las maduras, y a las jóvenes las vendían como esclavas.

 

La ONU, el Parlamento Francés y la CAE de EEUU han reconocido el genocidio armenio, que superó el millón de muertos y supuso la violación de miles de mujeres. Los gobiernos turcos siempre lo han negado y han reprimido violentamente a todos los que se han atrevido a hablar sobre este tabú, acusándoles de traidores. Todo salió en la prensa mundial de aquellos años. El Reino Unido, cuando terminó la I Guerra Mundial en 1918, presionó a Turquía para que juzgase a los políticos responsables, pero fue una pantomima. Enver, Ministro de Guerra, Gemal, Ministro de Marina, y Taalak Pasha, Primero Ministro, terminaron por salir de la cárcel, pero fueron ejecutados por armenios en el exilio, que se tomaron la justicia por su mano. Taalak fue asesinado el 15/03/1921 en Alemania. Su ejecutor, el armenio Teririán, fue absuelto por la justicia. Gemal fue asesinado en Tiflis (Georgia), en junio de 1922, y Enver el 04/08/1922 en Tadjikistán (URSS) por oficiales del Ejército tayiko.

 

Cuando el general Kemal Ataturk en 1923 dio un golpe de Estado y derrocó al Sultán, instaurando una República laica. EEUU, el Reino Unido y Francia, ante las nuevas expectativas de una Turquía accidentalizada como aliado, corrieron un tupido velo sobre esta masacre cruel. No permitieron, accediendo a las presiones del nuevo Estado, que se filmaran películas o se publicasen artículos sobre el asunto. En los Archivos Nacionales de EEUU se encuentran más de cuatro mil páginas con las declaraciones de diplomáticos y testigos directos de esta carnicería.

 

Otra minoría étnica que actualmente sufre represión es la de los kurdos. Si a esto unimos que el norte de Chipre, país miembro de la UE, está ocupado militarmente desde 1973 por Turquía, entenderemos mejor el miedo de los políticos europeos a admitir negociaciones con un aspirante asiático que sigue sin respetar las minorías étnicas, la libertad religiosa, de enseñanza, de prensa y la igualdad de derechos de la mujer. La adhesión de Turquía puede ser un gran negocio para políticos y multinacionales, pero, dado que esta medida no es popular, sería también una oportunidad de oro para que los partidos minoritarios de la UE barrieran a sus rivales en las próximas elecciones.

 

Javier Albert

Profesor de Historia